Una falla en la mecánica de la comunicación

En las cosas sencillas habitualmente tenemos problemas. Y una parte muy simple de la comunicación interpersonal es un ejemplo de tal situación: el acuse de recibo. Esto indica que hay una falla generalizada en la simple mecánica de la comunicación. Se supone que A le comunica xx a B y que A no tiene manera de saber - aún estando cara a cara - si B recibió adecuadamente la comunicación xx a menos que B se lo haga saber intencionalmente (a quienes objeten pensando que la comunicación no verbal de B hará evidente la recepción, les señalamos que la percepción consciente de la recepción y la intención consciente de hacerle saber al interlocutor que ha ocurrido la misma, es lo que decimos que suele fallar habitualmente en la comunicación).

Cuando estamos determinados a conseguir un intercambio de comunicación podemos continuar activando la comunicación y repitiendo el mensaje hasta que vemos que éste ha sido recibido. Sin embargo, nos será difícil ver que la comunicación fue recibida, a menos que nos den intencionalmente algún tipo de acuse de recibo por ella. Como interesante corolario de esto tenemos que muchas personas se comunican compulsivamente o automáticamente como resabios de antiguos intentos o esfuerzos por comunicar mensajes a los que nunca se les dio un adecuado acuse de recibo.

En las conversaciones de cada día, no es difícil hallar que las comunicaciones fluyen mejor si hay acuses de recibo de ida y de vuelta. Lamentablemente, tampoco es difícil hallar que se falla demasiado en cumplir con este elemental requisito.

Hay muchas cosas que podemos decir para acusar recibo a una comunicación. Algunas veces sólo tenemos que transmitir que escuchamos, y otras debemos también dar a entender nuestro acuerdo (aunque no siempre tenemos que acordar para acusar recibo de algo).

Si damos acuse de recibo, como mínimo, haremos sentir que nuestro interlocutor ha conseguido que su mensaje llegue. Para acusar recibo podríamos decir cosas tales como "bueno", "excelente", "muchas gracias", "entiendo", "de acuerdo", etc. Aquí, en esta simplísima parte de la comunicación, está la mayor incidencia del error: no estamos demasiado conscientes de cuándo y cuánto no lo hacemos.

Qué podemos hacer:

Los acuses de recibo pueden transmitir las sensaciones de uno o simplemente ser una parte de la comunicación correcta, sin ninguna evaluación implícita del contenido. Si transmitimos nuestros sentimientos, reacciones o críticas con un supuesto acuse de recibo, estamos realmente estropeando la comunicación en vez de acusar recibo. Si tenemos que estar en desacuerdo, antes mejor demos nuestro acuse de recibo sin más (de forma que la persona sepa que entendimos lo que ella estaba diciendo) y después expliquemos nuestro desacuerdo en lugar de introducir la crítica directamente.
Si estamos ayudando a otro, generalmente tenemos que permitirle que considere las cosas sin introducir nuestras propias valoraciones. Si alguien está sacando algo de su interior, puede ser mejor acusar recibo de una manera simple y neutra, sin acuerdos o desacuerdos, de tal forma que pueda liberarse de lo que él o ella necesita decir.

Patricio Jorge Vargas Gil

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Última modificación de la página:05/05/2008

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