La nueva concepción sobre la mente

 

Las ciencias cognitivas en general han decretado el fin de los tiempos para las grandes especulaciones sobre la naturaleza de la mente humana.

La acumulación de evidencias que apoyan al nuevo conocimiento sobre la mente ya es imponente.

Estamos en una transición cultural, asimilando la novedad en todas las áreas. Paradójicamente, ya se evidencian equivocadas las ideas que separan mente y cuerpo, así como las ideas que invocan, sugieren o plantean una verdad objetiva independiente de cualquier mente y sus procesos de comprensión.

 

Es algo muy polémico pero muy productivo. Y con mejor base experimental, incluso, que la “velocidad Warp” de los neutrinos.

Este nuevo conocimiento será desencadenante de profundas consecuencias en los sistemas conceptuales de las ciencias y el conocimiento en general; ya atraviesa tecnología, ética, estética, educación, política, espiritualidad, religión, y todo ámbito en el que nuestra naturaleza y racionalidad intervienen.

El cambio de paradigma ya es un hecho.

El único freno activo es que en relación al conocimiento sobre la mente se ha dicho mucho y por mucho tiempo. Se han generado culturas con ideas muy elaboradas sobre la mente y el proceso de cambio de teorías no es tan sencillo cuando hay tanto en juego.

Tampoco deberíamos exagerar. No es que por tener ideas equivocadas sobre la mente o por no tener verdadero conocimiento científico sobre la mente fuéramos incapaces de funcionar. Realmente funcionamos muy bien durante toda la historia de la humanidad.

Como sea, adoptar un sistema de ideas basado en el nuevo conocimiento sobre el cerebro y la mente implica adoptar un modo de pensar muy diferente al tradicional en cuanto a la forma en que trabaja la mente. Y, lógicamente, es más fácil hacer el cambio para una persona que para todo un sistema y cultura. Hay que facilitar la asimilación de la novedad.

Conocer la perspectiva neurocientífica - el nuevo conocimiento sobre el cerebro y la mente - requiere aceptar y entender la idea-tema principal que dice que nuestra mente piensa y comprende principalmente basándose en el sustrato neuronal sensorial-motor. Es nuestra naturaleza corporal la que determina la forma en que trabaja nuestra mente.

No es una hipótesis de trabajo ni una teoría de moda.

Todos nuestros pensamientos - concretos y abstractos - dependen de la actividad del sistema sensorial-motor de nuestro cerebro.

No podemos contraponerle cuestiones de desagrado u opiniones personales, ni siquiera cuestiones de estilos. Hasta nuestra espiritualidad, cuando indagamos sin prejuicios, está completamente encarnada.

A nivel personal, cuanto más rápido confrontemos estas ideas más sencillo será adoptar herramientas y estrategias para incrementar el potencial natural:

  • Las experiencias físicas y las imágenes se requieren para comprender cualquier cosa en absoluto; y comprendemos mejor las cosas cuando se describen en términos físicos o cuando las experimentamos.

  • Nuestra razón y sistemas conceptuales abstractos no son independientes del cuerpo ni del espacio ni de las emociones; en conclusión, no son independientes de la base física.

  • Es preciso implementar metodológicamente la idea de la naturaleza física de nuestros pensamientos. Que los significados mismos son algo mucho más físico de lo que se pensaba se evidencia más al aplicar herramientas derivadas de este hecho.

  • Las experiencias físicas, junto con las metáforas y analogías, son las mejores candidatas para el desarrollo de cualquier metodología que pretenda mejorar la forma en la que nuestra mente procesa, comprende y aprende.

Recapitulando, existe una nueva comprensión acerca de la estructura del cerebro y su funcionamiento, es algo que vino de la mano de las ciencias cognitivas y todavía está revolucionado las creencias académicas tradicionales sobre la mente.

Se ha cerrado para siempre la etapa de la especulación sobre muchos aspectos importantes del funcionamiento de la mente humana. Significa que se inicia una etapa diferente, en la cual se está revalorizando el procesamiento integral, la verdadera naturaleza de la cognición humana, que incluye al cuerpo, las emociones, y a nuestra interacción con el medio.

Pasará un tiempo hasta que la nueva visión tenga el consenso mayoritario en el sistema formal. La cultura misma en la que vivimos deberá asimilar gradualmente el cambio conceptual. Los hechos que arrojan las investigaciones son tantos y tan coherentes que garantizan un cambio inevitable, sin controversias.

Como hemos visto, el proceso puede ser más rápido desde la perspectiva individual. Como adulto, probablemente ya cuentes con la necesidad de mejorar el procesamiento de la información o percibas la oportunidad de tal mejora. En ambos casos, el futuro ya está al alcance, no es necesario esperar.
 

Patricio Vargas

pvargasgil [at] mentat.com.ar

http://www.mentat.com.ar


 

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