Técnicas de estudio, concentración, memoria, comprensión, y desarrollo de habilidades mentales

Enseñanza de Técnicas para el Estudio y Desarrollo de Habilidades Mentales

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Ejercicios de entrenamiento mental

 

 

 

 

Habilidad y compromiso

 

Consideramos que la habilidad para hacer cosas tiene su origen en la interdependencia entre:

  • Conocimiento: El conocimiento sería el correspondiente a "lo que hay que hacer" y a toda la información necesaria para hacerlo (conocer y comprender).
     

  • Compromiso: El compromiso es la capacidad de hacernos cargo y la disposición asumida para hacerlo (hacernos responsables).
     

  • Control: El control es la capacidad de aplicar el conocimiento para hacer algo completamente (iniciarlo, continuarlo y terminarlo).

Cuando aumenta nuestra habilidad para hacer algo es porque ha aumentado el nivel de estos tres factores.

Ahora bien, de los tres elementos mencionados, consideramos que el compromiso es el principal. Sin compromiso, aunque haya conocimiento y capacidad para aplicar tal conocimiento, la habilidad no se manifiesta. Este factor, el compromiso, es la materia prima de héroes y campeones.

Corolario: Asumir compromisos puede angustiarnos pero la angustia de esta clase siempre será preferible a la depresión generada por exagerar - en nuestra mente - el esfuerzo que una tarea nos exige. Si debemos elegir, hagamos lo que nos angustie pero nunca lo que nos deprima.

 

Patricio J. Vargas Gil

 

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Un antivirus mental

 

Eventualmente, ante problemas o situaciones que nos exigen, sufrimos una ansiedad creciente provocada por los propios pensamientos paralizantes que nos invaden repetitivamente. Ejemplos: "No sirvo para esto", "No creo que lo logre", "Esto es demasiado difícil para mí", "No puedo", "Voy a fallar", etcétera.

Existe un recurso muy efectivo para aprender a detener o interrumpir a este tipo de pensamientos. Primero, es necesario convocarlos intencionalmente y luego, pasados unos minutos, es necesario saber interrumpirlos a voluntad.

Veamos cómo implementar este "antivirus mental".

Elemento necesario: un reloj o timer con alarma.

Procedimiento:

a) Poner la alarma para que suene en unos minutos (no menos de 3´ ni más de 5´).
b) Sentarnos en un lugar cómodo y cerrar los ojos.
c) Pensar en una típica situación de las que nos producen ansiedad. Tiene que ser una situación medianamente "manejable" para nosotros.
d) Convocar a los típicos pensamientos repetitivos y paralizantes. Tratar de ubicarnos en la situación de la manera más realista posible. Los pensamientos que nos producen ansiedad deben mezclarse con los que intentan resolver la situación.
e) Al sonar la alarma debemos detener voluntariamente el flujo de pensamientos paralizantes y continuar unos minutos más con los que intentan resolver la situación. Al sonar la alarma, podemos utilizar una expresión verbal dando la orden de interrupción para los pensamientos molestos, algo como "¡Ya!".

La frecuencia de este ejercicio puede ser diaria y por un período de una semana o poco más.

Recomendación: No colocarnos imaginariamente ante situaciones excesivamente angustiantes.

Si respetamos esta sencilla secuencia podremos notar un aumento de nuestra capacidad de concentración y control, especialmente en las situaciones exigentes. Sólo será necesario "enfocarnos" y dar la orden de interrupción a los pensamientos molestos.

Es importante la cantidad de unidades de atención que de esta manera podremos recuperar.

 

Patricio J. Vargas Gil

 

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Aprendizaje estructurado

Hay muchas maneras de prepararse para un examen. Veamos una.

Mientras estás estudiando divide los datos en categorías. Por ejemplo:

• Objetivos

• Medios

• Resultados

Objetivos sería el porqué del material. Por qué estás estudiándolo, cuál es la razón de este tema y qué es lo que estás intentando conseguir.

Medios serían los "cómos". Lo que estamos haciendo y cómo lo hacemos. Los haceres.

Resultados sería lo que ocurre. Qué esperamos suceda o qué es lo que obtenemos.

Este sencilla estrategia refuerza tu evaluación y clarificación de los datos mientras los estudias. Podrías inventar tú mismo las categorías de interés. De todas maneras, cualquier método de organización de datos es bueno. Se recomienda que evalúes y categorices lo que lees pues eso te involucra más con la información y la torna más aplicable.

 

Patricio J. Vargas Gil
 

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Interés no es intención

 

Recuerda esto pues tendemos a confundir al interés con la intención.

Cuando fallamos en el estudio solemos afirmar que nos cuesta mantenernos interesados en el texto, en las clases o en determinadas materias. La verdad es que, en la mayoría de los casos, nos cuesta aplicar intención. Esa es la falla fundamental. ¿En qué momento nos enseñaron eso?

Uno puede tener interés sin intención pero nos parece imposible tener intención sin interés.

Puedes tener interés en los animales salvajes pero no tener intención de poseer uno en el jardín. En cambio, si tienes intención siempre cuentas con una buena dosis de interés. Si tienes la clara intención de alcanzar un objetivo hallarás interés por todo lo que te acerque al mismo. Si tienes la intención de tener un auto tendrás interés por todo lo que te lleve a poseerlo.

Pareciera que para tener intención de tener un auto tendrías que estar interesado por los autos; sin embargo, tu intención es "tener un auto" y no derivará necesariamente de tu interés por los mismos. Podría ser que estés interesado en la pura conveniencia, sea para "mejorar tu imagen" o por la mera comodidad.

Así es que si leemos algo poco entretenido, como algún texto de estudio, es una mala estrategia actuar en base al grado de desinterés que tengamos, sea en la materia, el texto o el profesor. En estos casos el truco esencial está en hallar el modo de aprender a aplicar la intención primero, antes de hallar el interés. ¿Cómo se puede actuar con intención sin ser conscientes de un interés relacionado? Actuando por autodisciplina, actuando "como si" estuviéramos interesados. ¿Por qué? Pues porque la voluntad se puede ejercitar y desarrollar como cualquier otra capacidad. El efecto de esto es formidable; aún en dosis pequeñas. La diferencia en rendimiento y en bienestar es notable para quien comienza a comprometerse intencionalmente en el procesamiento de la información, independientemente del interés previo.

En el aprendizaje lúcido, la aplicación de la voluntad es la base. Así hacen quienes se destacan por su habilidad competitiva. Depender del agrado o desagrado hacia los temas o materiales no tiene utilidad alguna.

 

Patricio J. Vargas Gil

 

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Medios y objetivo próximo

 

Un problema mal definido siempre tiene un exceso de soluciones posibles. La primera medida en cuanto a la aplicación de nuestra energía y voluntad es tener bien definido el para qué u objetivo próximo. No hacerlo así nos transforma en indecisos y perderemos tiempo en casi cualquier actividad que encaremos.

Si ya tenemos bien definido el objetivo es conveniente aclarar los criterios de elección de los medios más adecuados para utilizar. Estos criterios se establecen con tres preguntas:

1) ¿Qué espero tener?
2) ¿Qué espero conservar?
3) ¿Qué espero evitar?

Luego asignamos la importancia relativa de lo que esperamos tener, lo que esperamos conservar y lo que esperamos evitar al aplicar un determinado medio. Hacer esto establecerá el parámetro para hallar los distintos medios alternativos y tomar las decisiones correctas.

Recordemos que todo esto tiene sentido si hemos definido bien nuestro objetivo.

Recapitulando:

1) Definir el objetivo. Ej.: Adelgazar

2) Definir criterios para los medios. Para Tener: Ej.: Resultados rápidos. Para Conservar: Ej.: "Buenas comidas". Para Evitar: Ej.: Sacrificios.

3) Definir la importancia relativa de los criterios. Ej.: Más importante sería conservar la buena comida, le seguiría tener resultados rápidos y por último evitar los sacrificios.

4) Hallar los medios que satisfagan los parámetros establecidos en los puntos 2 y 3. Ej.: Dietas, ejercicios físicos, tratamiento médico.

5) Aplicar la decisión-elección por la mejor alternativa. Ej.: Una dieta generosa combinada con ejercicios físicos modeladores.

 

Patricio J. Vargas Gil

 

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El Punto "M" de la ejercitación mental

 

Uno de los mayores problemas es saber hasta cuándo insistir con ciertos ejercicios mentales.

  • La mente se puede afectar negativamente sólo por haber removido ciertas cosas al dejar a medias un ejercicio o actividad.

  • Si te excedes, también tienes problemas. Continúas un proceso sin percatarte de haber llegado al punto justo y así también facilitas que empieces a sentirte cansado y pesado.

En todo caso, aprender a reconocer el punto justo en una actividad mental es necesario. Será de utilidad siempre.

Pero ¿Cómo puedes aprender a reconocer el punto justo con facilidad? Objetivamente, con cosas físicas, haciendo simulacros. El simulacro consistirá simplemente en tocar y soltar un objeto repetitivamente. Para aprender a detectar el punto justo vamos a excedernos intencionalmente.

  1. Coge algún objeto que esté al alcance de donde estés ahora.

  2. Toca un punto exacto en el objeto.

  3. Toca ese punto con mucha precisión. Siéntelo durante un momento y luego suéltalo, retirando tu mano de ello.

  4. Haz esto de forma limpia y precisa.

  5. Repite esto una y otra vez, cierto número de veces. Si no varías el punto o añades complicaciones, completarás este proceso con un número pequeño de repeticiones. Te llevará un poco de esfuerzo empezar a hacer este proceso y un poquito de determinación seguir haciéndolo durante unas pocas veces.

  6. Después de unas cuantas repeticiones, llegará un momento en que el punto que estás tocando de repente se hace más real y te sientes mejor con ello. El objeto te parecerá un poco más brillante y tendrás un sentimiento un poco mejor hacia ello. Este es el momento en que el proceso está completo.

  7. Ahora sigue repitiéndolo durante una o dos docenas de veces.

  8. Todo irá bien al principio y luego se hará aburrido, y a medida que continúes notarás que es un poco más difícil y ya no tendrás ese sentimiento agradable hacia el objeto.

  9. Ahora recuerda el momento exacto en el que el proceso se completó. Trae de vuelta el sentimiento. Recuerda cómo te sentías con el objeto y cómo te parecía en aquél momento. Deberías empezar a sentirse un poco mejor otra vez.

Recuerda:

  • Es mejor continuar haciendo una actividad mientras está causando cambios. Así que no retrocedas porque las cosas se ponen difíciles. Ese no es nunca el momento de parar. El punto adecuado en el que parar es cuando de repente todo se hace más fácil: el punto "M"

  • Haz las actividades con determinación. Pero recuerda que puedes confundirte si te excedes una vez alcanzado el punto "M", entonces tu insistencia te perjudicará. Es preferible cambiar, volviendo al proceso más tarde, en lugar de insistir hasta la saturación en la primera ronda de actividad.

  • Asegúrate de identificar esta secuencia: El ejercicio es difícil, y de repente se pone fácil, y luego se pone difícil otra vez. Este es el momento para volver atrás y rehabilitar el punto "M" que seguramente sobrepasaste.

Patricio J. Vargas Gil
 

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Última modificación de la página: 26/12/2009

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